Lo que Parecía y No Fue: Anatomía de la Crisis Rojiblanca
El Espejismo del Reset
Todos hemos experimentado esa sensación: preparas meticulosamente un cambio, entrenas con dedicación, reseteas mentalidad y métodos. Los primeros pasos parecen validar el esfuerzo, pero la fricción entre lo cómodo y lo incómodo termina exponiendo que los viejos vicios permanecían agazapados. El Atlético de Madrid es el ejemplo perfecto de esta paradoja.
Tras una temporada gris donde el "casi" se convirtió en mantra cruel —casi clasificados, casi competitivos, casi un proyecto coherente—, el verano prometía refundación. Gran desembolso económico, fichajes ilusionantes, salidas necesarias. El partido de pretemporada contra el Newcastle mostró destellos: un Atlético dominante, presionando arriba, buscando tener balón. Los primeros 45 minutos ante el Espanyol parecieron confirmar la metamorfosis.
Sin embargo, tres jornadas después, la pregunta resuena con eco doloroso: ¿dónde quedó ese Atlético vertical de los primeros 45 minutos en Cornellà?
La Indefinición Como Sistema
Los mapas de pases muestran una verdad incómoda: no hay patrón claro en el ataque rojiblanco. Veamos la evolución partido a partido.
Espanyol: De la Ilusión al Desconcierto

La primera parte en Cornellà mostró el camino ideal: dibujo claro con Baena y Julián formando una doble punta, el villarrealense cayendo hacia el costado izquierdo donde se siente más cómodo. Almada participaba activamente en la salida de balón con múltiples conexiones visibles en el pass network. El centro del campo conectaba fluidamente con los atacantes.
Pero el segundo tiempo revela el primer síntoma del problema estructural. El Espanyol de Manolo González había planteado inicialmente invitar la presión alta para lanzar balones largos a Roberto Fernández, buscando segundas jugadas con Puado y Terrats. Simeone corrigió en la pausa de hidratación, indicando a Cardoso que no saltara a presionar. Esta corrección, paradójicamente, generó un problema mayor: el Espanyol encontraba sistemáticamente al hombre libre en la salida, lo que se refleja en el pass network del segundo tiempo con un equipo perico más conectado y un Atlético fragmentado.
La superioridad que González generó en banda derecha —donde los nuevos fichajes mostraban dudas sobre si cerrar al centro o saltar al poseedor— fue decisiva. El gol del empate llegó precisamente por esa zona, con Raspadori perdiendo su marca en su primera intervención significativa. El mapa muestra delanteros aislados, posiciones mucho más retrasadas, pocas conexiones entre líneas. El equipo se diluyó tácticamente pese a irse 1-0 al descanso.
Elche: La Confirmación del Caos

Tras la debacle en Cornellà, el Metropolitano esperaba ver ese Atlético agresivo y dominante. La realidad fue distinta. Sin Baena (lesionado), el esquema mutó: Sørloth como referencia fija, Julián bajando a media punta.
El pass network muestra la masterclass táctica de Eder Sarabia: su 3-4-1-2 con marcajes al hombre generó dudas constantes en el Atlético. El Elche utilizó al portero como tercer central, creando superioridad numérica (3v2) que obligaba al Atlético a replegarse. Cuando conseguían progresar, formaban un 3-4-4 (con los carrileros como extremos) en rombo que poblaba las zonas centrales, ejecutando el plan de Eder Sarabia a la perfección.
Los movimientos complementarios que intentaba el Atlético funcionaron momentáneamente (como en el gol: Almada cerrándose, arrastrando su marca, Julián bajando a recibir, Sørloth atacando el espacio liberado), pero la falta de automatismos y conexiones —visibles en el network disperso— impidió capitalizar el dominio.
Las métricas del network confirman el problema:
- Almada apareció mucho menos participativo, más descolgado de la salida de balón
- El equipo se mostró más abierto y disperso estructuralmente
- Las conexiones entre jugadores fueron notablemente más débiles
- Barrios intentó tomar el timón sin éxito suficiente
Alavés: La Deriva Definitiva

El tercer encuentro confirmó la crisis sistémica. Nuevo esquema: Julián más alto pero desconectado, Cardoso y Almada muy retrasados, Sørloth escorado a banda derecha, Hancko de lateral izquierdo en lugar de mantenerlo como central donde había rendido bien.
El Alavés controló cómodamente sin necesidad de brillar. El Atlético mostró su versión más pobre: delanteros con participaciones muy bajas, pocas conexiones significativas, un esquema indefinido donde no quedaba clara la idea de juego.
Contundencia: El Déficit en Ambas Áreas



Los datos de efectividad muestran un problema bidireccional que se agrava con la pobre ocupación del área, problema recurrente señalado en el análisis táctico.
Performance xG del Atlético:
- Vs Espanyol: -0.29 (metió menos goles de los esperados)
- Vs Elche: -0.68 (la peor eficiencia)
- Vs Alavés: +0.04 (engañoso: mismo volumen de tiros pero peor calidad)
Tres fallos cristalizan el problema: el disparo al palo de Julián Álvarez ante el Espanyol (xG ~0.5), el fallo claro de Sørloth contra el Elche tras marcar el 1-0, y el posterior fallo de Llorente. Todos con el marcador a favor, todos decisivos para sentenciar partidos.
Además, Giuliano estrelló otro mano a mano contra el palo ante el Elche (anulado por fuera de juego inexistente según confirmaron las imágenes). Pero más allá de los fallos puntuales, el problema es estructural: situaciones de 3v3 con Almada para Giuliano donde ni Sørloth arrastra al defensor ni Julián llega al segundo palo, ocasiones claras donde Sørloth espera el balón al pie en vez de atacar el espacio, Griezmann llegando tarde sistemáticamente a los rechaces. Un caos sin fin.

El contraste es demoledor: el Atlético, con más disparos y mayor xG agregado, ha metido menos goles que sus rivales, quienes con menos intentos y menor xG esperado han sido más efectivos. Los rivales aprovechan sus ocasiones de alto xG; el Atlético las desperdicia sistemáticamente.
Radiografía Individual: Entre Promesas y Decepciones
Contextualización metodológica fundamental: Los radares estadísticos en esta fase temprana de la temporada requieren interpretación cuidadosa, dado que el volumen reducido de partidos puede generar distorsiones en métricas de largo recorrido. La robustez estadística demanda muestras más amplias para alcanzar significancia predictiva.
De ahí la importancia crítica de contextualizar cada métrica dentro de su marco situacional específico: minutos disputados, nivel de oposición enfrentada, variaciones posicionales y circunstancias tácticas particulares. La lectura superficial de percentiles puede inducir a conclusiones prematuras; la interpretación técnica rigurosa va más allá del dato bruto para extraer patrones verdaderamente significativos.
Esta limitación temporal no invalida el análisis, sino que subraya la necesidad de combinar evidencia cuantitativa con observación cualitativa para construir evaluaciones sólidas del rendimiento individual y colectivo.
La Defensa en Declive

El radar de Oblak muestra una realidad preocupante que va más allá de una simple mala racha. Su Save % del 66% (percentil 38) significa que detiene apenas dos de cada tres disparos, cuando la élite europea ronda el 75%. Pero el dato verdaderamente alarmante es el PSxG de -1.4 (percentil 5): está concediendo 1.4 goles más de lo esperado según la dificultad de los disparos enfrentados en apenas tres partidos.
Para contextualizar la magnitud del declive: en la temporada 2020-21, Oblak registró un PSxG positivo durante toda la campaña. Ahora, proyectando estos números a 38 jornadas, estaría costando al equipo aproximadamente 18 goles adicionales. El Clean Sheets % en 0.0 (percentil 24) —ninguna portería imbatida en tres partidos— y los Sweeper Actions de 0.33 por partido (percentil 16) revelan un portero que ni detiene lo que debe ni sale a anticipar. Su Pass Accuracy del 80% (percentil 48) es mediocre para un portero moderno, pero su Long Pass % del 51% (percentil 92) sugiere que al menos intenta distribución larga, aunque sin precisión diferencial.
La situación evoca el declive de Ter Stegen: un portero con jerarquía indiscutible pero cuyo rendimiento actual no justifica la titularidad automática.

Robin Le Normand presenta un perfil desconcertante para un central de élite. Su Pass Accuracy del 92% (percentil 93) podría sugerir dominio en distribución, pero es engañoso: son pases laterales y hacia atrás sin riesgo. Los Progressive Passes de 6.0 por partido (percentil 80) son buenos pero insuficientes para un sistema que pretende ser dominador.
El problema real está en su perfil defensivo: Tackle Success del 100% (percentil 86) parece excelente, pero el contexto es crucial: apenas intenta tackles, con solo 1.3 Tackles + Interceptions por partido (percentil 41). Es un central que evita el duelo directo. Su Aerial Success del 42% (percentil 42) es inadmisible para un defensor de 1.86m en LaLiga. Gana solo 3.0 duelos aéreos por partido (percentil 89 en volumen) pero pierde la mayoría. Los 3.7 Clearances por partido (percentil 80) no indican dominio sino desesperación constante.

David Hancko ofrece un contraste revelador. Su Pass Accuracy del 81% (percentil 55) es inferior a Le Normand pero sus Progressive Passes de 6.8 (percentil 84) son superiores: asume más riesgo con mejor resultado. Los Aerial Duels Won de 1.8 por partido (percentil 79) con 45% de efectividad muestran mayor combatividad que su compañero.
La diferencia clave: Interceptions de 1.1 por partido (percentil 79) contra 0.33 de Le Normand (percentil 53). Hancko anticipa; Le Normand reacciona. El Shot Blocks de 0.36 (percentil 77) contra 0.0 de Le Normand (percentil 36) confirma filosofías defensivas opuestas. Desplazar a Hancko al lateral mientras Le Normand tambalea en el centro ejemplifica la rigidez dogmática de Simeone.
Los Nuevos: Luces Entre Sombras

Almada emerge como el único elemento consistentemente funcional, aunque su radar requiere lectura contextualizada. Los Progressive Passes de 6.6 (percentil 83) y Shot Creating Actions de 3.9 (percentil 84) confirman su rol como principal generador creativo. El Expected Assists de 0.26 (percentil 89) es élite para un mediocampista, mientras sus Dribbles de 1.7 completados (percentil 88) aportan el desequilibrio individual que el Atlético necesita.
Pero observemos las grietas: Box Passes de solo 1.3 (percentil 79), insuficiente para un creativo puro. ¿Por qué? Porque debe retroceder constantemente para iniciar jugadas ante la desconexión del equipo. Los Tackles + Interceptions de 1.7 (percentil 50) e Interceptions de 0.44 (percentil 59) no reflejan déficit defensivo sino sobrecarga táctica: está cubriendo espacios que corresponden a otros.
La Pass Accuracy del 84% (percentil 64) podría parecer mejorable, pero considerando que intenta el doble de pases verticales que cualquier compañero, refleja asunción de riesgo necesaria. Sin Baena, Almada debe ser simultáneamente Xavi, Iniesta y Busquets, ecuación imposible que explica su progresiva dilución.

Los 67 minutos de Baena fueron una masterclass de especialización creativa. Expected Assists de 0.67 por 90 (percentil 98): literalmente el mejor creador de ocasiones entre mediapuntas europeos en esos minutos. Las Shot Creating Actions de 5.4 (percentil 92) y Box Passes de 5.4 (percentil 97) revelan un jugador que no solo crea desde la medular sino que penetra y genera peligro desde zonas de máxima letalidad.
El Fouls Drawn de 4.0 por partido (percentil 94) muestra inteligencia adicional: provoca faltas en zonas sensibles, generando situaciones de balón parado peligrosas. Los Progressive Passes de 6.7 (percentil 83) complementan su perfil creativo.
El contraste con sus números defensivos —Tackles + Interceptions de 0.0 (percentil 12)— no es deficiencia sino diseño. Baena no debe defender; debe crear. Su lesión no solo privó al equipo de producción ofensiva directa; desbalanceó todo el ecosistema táctico, sobrecargando a Almada y obligando a Julián a funciones antinaturales.
El Dilema de la Delantera

Julián Álvarez representa el desperdicio de talento más flagrante. Expected Goals de 0.24 (percentil 83) y Goals de 0.35 (percentil 88) sugieren efectividad, pero el contexto destruye la ilusión: su único gol fue de penalti. Las Shot Creating Actions de 4.9 (percentil 91) confirman lo evidente: está creando más que finalizando.
El Touches in Box de 2.8 por partido (percentil 71) es el dato clave. Para un delantero centro fichado por 75 millones, es inadmisible. Su npxG per Shot de 0.10 (percentil 72) revela que dispara desde posiciones subóptimas, síntoma de desesperación. Los Dribbles de 0.70 (percentil 68) y Expected Assists de 0.07 (percentil 69) confirman: ni '9' puro ni creador diferencial. Simeone ha creado un híbrido disfuncional.

Alexander Sørloth es la paradoja estadística perfecta. Expected Goals de 0.43 (percentil 92), Goals de 0.54 (percentil 93), Touches in Box de 5.4 (percentil 89): métricas de delantero élite mundial. El npxG per Shot de 0.20 (percentil 90) indica selección inteligente de disparos. Los Dribbles de 1.6 (percentil 86) sugieren capacidad técnica.
Pero el Fouls Drawn de 0.54 (percentil 44) muestra la realidad: un jugador de su físico que no gana faltas no está compitiendo. Las Shot Creating Actions de 2.2 (percentil 65) son mediocres para alguien con tanto contacto con balón en área rival. Como comentó en X, un referente para mi, Albert Blaya: "está lejísimos de poder ser ese jugador que sus condiciones apuntan". Los datos sin contexto mienten tanto como las percepciones sin fundamento.
El Banquillo: De Solución a Problema
La temporada pasada, todos recordamos, antes del parón navideño, como el Atlético construyó una épica insostenible: 12 victorias consecutivas, 8 en el descuento. Cada partido tenía un héroe diferente saliendo desde el banquillo. Era estadísticamente insostenible y el final de temporada lo confirmó.
Esta temporada, los cambios debilitan al equipo:
- Gallagher: rol indefinido, no queda claro su encaje ni por qué se le fichó
- Koke y Griezmann: en sus últimos momentos competitivos, ya no aportan diferencial
- Raspadori: talento evidente pero muy verde para el nivel exigido
Los equipos campeones mantienen nivel con las rotaciones, una 'unidad B' muy competitiva, un engranaje, en el que un cambio no provoca fallos en el sistema. El Atlético actual experimenta caídas dramáticas con cada cambio.

El radar colectivo muestra las contradicciones de un equipo sin identidad. La Possession del 59% (percentil 89) sugiere dominio, pero es posesión estéril. Los Progressive Passes de 179 por partido (percentil 89) deberían traducirse en peligro, pero el contraste con el xG Difference de solo 0.37 (percentil 70) revela incapacidad para transformar progresión en amenaza real.
Las Recoveries de 149 por partido (percentil 89) indican presión alta efectiva, pero los Shots on Target de 5.3 (percentil 82) con solo 14 Total Shots (percentil 79) muestran desconexión entre recuperación y finalización. Los Fouls Committed de 42 (percentil 67) sugieren un equipo que llega tarde sistemáticamente.
El Pass Accuracy del 83% (percentil 70) es revelador: para un equipo con 59% de posesión, es precisión mediocre que muestra precipitación y falta de criterio. Este radar no muestra transición; muestra un equipo perdido entre lo que fue y lo que pretende ser sin conseguir ninguno.
Reflexión: Control Versus Fluidez - El Dilema Existencial de Simeone
El conflicto que vive el Atlético de Madrid va más allá de lo táctico: es una cuestión de filosofía futbolística. Representa el choque frontal entre dos concepciones antagónicas del juego: el control absoluto que ha definido la era Simeone desde 2011, y la necesidad evolutiva de adaptación que el fútbol contemporáneo exige inexorablemente.
La Arquitectura del Control: Una Década de Éxito y Sus Límites
Simeone construyó su imperio sobre un principio inmutable: el sistema prevalece sobre el individuo. Esta filosofía no era capricho autoritario sino necesidad pragmática. Cuando llegó en diciembre de 2011, heredó un equipo más débil, sin identidad ni recursos para competir con los gigantes españoles. La solución fue radical: crear un sistema tan robusto que pudiera funcionar independientemente del talento individual disponible.
Durante una década, este pacto faustiano funcionó. Griezmann aprendió a defender como un carrilero, sacrificando su instinto goleador por el bien colectivo. Diego Costa canalizó su agresividad caótica en presión sistemática. Koke mutó de media punta creativo con proyección de crack a soldado universal, símbolo de la metamorfosis colchonera. El sistema no solo funcionaba; triunfaba. Dos Ligas, dos Europa Leagues, dos finales de Champions. La rigidez como virtud competitiva.
Pero el fútbol evoluciona, y lo que fue fortaleza ahora se revela como grillete. El mercado actual ha traído perfiles que no solo son incompatibles con esta rigidez; son antitéticos a ella.
El Contraste con los Modelos Evolutivos
El fútbol europeo actual ofrece ejemplos paradigmáticos de cómo la adaptación sistémica al talento disponible no solo es posible sino necesaria:
Flick y la Metamorfosis de Raphinha: El caso más ilustrativo de adaptación inteligente. Xavi intentaba usar a Raphinha como extremo clásico: pegado a banda, encarando desde parado, overflow tradicional. Funcionaba, pero no brillaba. Flick llegó e identificó la verdadera naturaleza del brasileño: no es un driblador sino un jugador de espacios y desmarques. Modificó todo el sistema ofensivo del Barcelona para potenciar estas características. Los automatismos se diseñaron específicamente para que Raphinha atacara espacios, no defensores. De jugador prescindible a figura determinante. El sistema sirvió al jugador, no al revés.
La Falacia del Control Total
La obsesión de Simeone por el control absoluto revela una paradoja fundamental: cuanto más control buscas, menos control real tienes. El fútbol moderno ha demostrado que los equipos verdaderamente dominantes son aquellos que abrazan el caos controlado, que permiten la expresión individual dentro de principios colectivos claros.
El Manchester City de Guardiola, cuando arrollaba, podía parecer caótico en momentos, con jugadores tomando decisiones individuales constantemente, intercambiando posiciones, inventando soluciones. Pero es precisamente esa libertad creativa dentro de una estructura lo que los hace impredecibles e imparables. El control no está en dictar cada movimiento sino en crear las condiciones para que el talento fluya naturalmente hacia objetivos comunes.
El Atlético actual muestra lo opuesto: jugadores robotizados, mirando constantemente al banquillo antes de cada pase vertical, calculando si su movimiento está "permitido" por el manual táctico. Esta parálisis por análisis se refleja en la degradación progresiva de métricas clave que muestran el miedo instalado en el equipo.
El Síndrome del Entrenador Obsoleto
La historia del fútbol está plagada de genios tácticos que no supieron evolucionar. Arrigo Sacchi revolucionó el fútbol con su Milan, pero en cinco años su sistema era anacrónico. José Mourinho dominó Europa con su pragmatismo defensivo, pero su segundo ciclo en Chelsea mostró los límites de su rigidez. Louis van Gaal ganó todo implementando sistemas específicos, pero terminó siendo caricatura de sí mismo en Manchester United.
Simeone está en ese momento bisagra. No se cuestiona su legado —es indiscutiblemente el técnico más importante en la historia del Atlético— pero sí su capacidad de adaptación al fútbol de 2025. El juego ha evolucionado hacia la polivalencia posicional, la creatividad sistemática, la fluidez adaptativa. Conceptos que chocan frontalmente con el ADN del Cholo.
Conclusión: El Precipicio de la Indefinición
El Atlético de Madrid está en su momento más crítico desde la llegada de Simeone. No son solo los números —4 puntos de 9 posibles, peor diferencia de goles que rivales modestos— sino la deriva filosófica que amenaza con destruir el proyecto desde dentro. Este equipo no ha evolucionado respecto a la temporada pasada; ha retrocedido hacia la indefinición táctica más absoluta.
El calendario no perdona. Cada partido que pasa con Julián alejado del área es una oportunidad perdida de amortizar 75 millones. Cada encuentro con Hancko en el lateral es un paso más hacia su desvalorización. Cada jornada sin Baena hasta octubre profundiza la sobrecarga de Almada y acelera su desgaste. Los 185 millones invertidos este verano no fueron para comprar soldados del sistema Simeone; fueron para adquirir artistas que eleven el nivel del equipo. Intentar convertirlos en lo que no son no es solo desperdiciar talento; es garantizar el fracaso. Y en el fútbol moderno, con Fair Play Financiero y competencia feroz, el fracaso de una inversión de esta magnitud puede significar años de irrelevancia.
La solución no pasa por más control sino por menos. No por más rigidez sino por más fluidez. No por adaptar jugadores al sistema sino por evolucionar el sistema para potenciar a los jugadores. Como demostró Flick con Raphinha o Guardiola con Haaland, la grandeza moderna no está en doblegar el talento al sistema sino en crear las condiciones para que el talento eleve al sistema.
¿Puede Simeone reconducir la situación? Su historia sugiere que sí, pero requiere cambios profundos: ceder control suficiente para que el talento fluya y aceptar que el fútbol de 2025 no es el de 2014. Tiene el talento. Tiene los recursos. Tiene la experiencia. La pregunta es si tiene la voluntad de evolucionar o si, como tantos genios antes que él, preferirá inmolarse en el altar de sus propios dogmas.
El tiempo apremia. El Atlético necesita más que ajustes; necesita claridad conceptual. La pregunta no es si llegará a tiempo, sino si Simeone está dispuesto a dar el paso que separa la obstinación del fracaso de la evolución hacia un nuevo éxito.
¿Qué opináis de esta situación? ¿Creéis que el Cholo será capaz de darle la vuelta? ¿Cómo terminará la temporada este Atlético? Os leo en comentarios.
Si os gusta este contenido, os animo a seguirme en X donde comento partidos de forma más informal y a suscribiros a la newsletter para recibir análisis exclusivos de FootballDecoded.
Comentarios
Deja tu comentario
Inicia sesión para comentar
Usa tu cuenta de Google para comentar de forma rápida y segura
Artículo anterior
Los movimientos maestros: Top 3 Fichajes de LaLiga 2025-26
Siguiente artículo